Barbie puede ser de plástico, pero su mundo compartido es fantástico
Comercializadores de todo el mundo, tomemos un momento para inclinarnos ante el equipo de promoción de Barbie que le dio este verano un cambio de imagen completo. El presupuesto de marketing de 150 millones de dólares creó un fenómeno cultural que se convertirá en una tradición empresarial en los años venideros.
Al parecer, todas las marcas del mundo se convirtieron en parte de la diversión de Barbie: desde la hamburguesa con queso con salsa rosa de Burger King y la colección cápsula de Crocs hasta Malibu DreamHouse, que se puede reservar en Airbnb. La marca creó un gigante viral en las redes sociales que no se puede detener, incluido el generador de selfies que inició todo y este aterrador desafío de TikTok "Pies de Barbie".
Con todo ese revuelo, ver la película se convierte en la prueba definitiva de las expectativas frente a la realidad. Como madre de niñas, líder de marketing y mujer que creció en el apogeo de Barbie, tenía curiosidad por saber si la película podría estar a la altura de las expectativas y qué significaría para la marca en el futuro. Para descubrirlo, mis hijas menores y yo nos pusimos nuestros conjuntos rosas más brillantes y asistimos al estreno.
Barbie no es sólo una película, es una clase magistral sobre reposicionamiento de marca. No me malinterpretes, Barbie está llena de diversión fantástica y pop que cualquiera puede disfrutar. Pero la verdadera sustancia reside en el impacto de la marca. Barbie, conocida desde hace mucho tiempo por su perfección homogénea y su imagen femenina servil, estaba en peligro de volverse irrelevante o incluso cancelada. Tanto el marketing como la película abordan de manera brillante esas percepciones y crean un mundo en el que todos tenemos una pequeña Barbie en nosotros.
Tuvo que evitar la perfección para seguir siendo relevante, pero es difícil ignorar la brillantez del momento de la marca. Una línea de muñecas que alguna vez fue conocida por ser superficial se convirtió en una marca que trasciende el género y la identidad.
Mucho después de que el verano rosado se desvanezca en el espejo retrovisor de nuestros Jeeps Barbie, recordaremos toda la experiencia por abordar con valentía los defectos del juguete y construir un movimiento que abarque a todos los consumidores.
Recordaremos el mensaje de empoderamiento y sentiremos que Barbies y Kens en todas partes pueden convertirse en lo mejor de sí mismos y hacer casi cualquier cosa.
Pero, sobre todo, recordaremos cuando una marca trascendió a sí misma para convertirse en algo más grande que la suma de sus partes plásticas.